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El Desarrollo Personal, más que una solución única y especial para cambiar nuestra vida rápidamente, es todo un proceso. Se trata de adquirir nuevos hábitos y capacidades en los diferentes ámbitos de nuestra vida que nos permitan realizar cambios graduales y mejorar paulatinamente con cada uno de estos pasos. Es una actividad constante, con nosotros mismos y en relación con los demás, para conseguir un óptimo estado de bienestar, manteniendo la vitalidad y motivación personal para modificar las conductas y costumbres, permitiéndonos vivir con satisfacción en un mundo en constante cambio.

Considerando todo cuanto nos ocurre como parte de una experiencia de desarrollo personal, saldremos de cada  vivencia transformados positívamente

El Desarrollo Personal implica, antes que nada, autoconocimiento. Para que pueda producirse un cambio o un verdadero desarrollo tenemos que conocer y partir del punto en el que actualmente nos encontramos, saber que queremos cambiar, dónde queremos mejorar, que metas queremos alcanzar, como está nuestra autoestima y qué grado de autoeficacia poseemos; en síntesis, conocer nuestros defectos y cualidades para comenzar desde ahí el recorrido hacia la optimización personal.

Ya que el concepto de Desarrollo Personal va de la mano de la calidad de vida que desea alcanzar una persona, debemos entonces definir, de forma individual, aquellas acciones a realizar para alcanzar el objetivo, aquello que nos conducirá a una vida de bienestar personal, familiar, laboral y social.

Aspectos a trabajar:

  • Psicológico: las emociones, la autoestima, la actitud positiva, la motivación, la voluntad, la confianza, la perseverancia y autodisciplina, el autoliderazgo,…
  • Mental: el pensamiento, la atención y concentración, el aprendizaje, la creatividad, el inconsciente, la memoria, la destreza, la intuición, …
  • Interpersonal: la comunicación, las relaciones humanas, la actividad en equipo, la presencia personal…
  • Físico: la relajación, la gestión del stress, la obtención de energía, la actividad física, la dieta…

Definitivamente, una de las decisiones más inteligentes que podemos tomar en nuestra vida, para nuestro propio beneficio y para el de los demás, es la de crecer, la de desarrollarnos y evolucionar como persona, sin importar lo difícil que sea o el tiempo que lleve.

Y no podemos olvidar que en realidad, como seres humanos que somos, nuestro Desarrollo Personal nunca termina. En ningún momento dejaremos de crecer y jamás se agotarán nuestras posibilidades para mejorar. Siempre tendremos algo nuevo que aprender, una nueva habilidad para desarrollar, un nuevo talento, una nueva modificación en nuestro carácter.

De hecho, evolucionar y progresar como seres humanos es una condición que nos impone nuestra naturaleza, a cambio nos permite disfrutar de experiencias inéditas para otros seres vivos: autorrealización, plenitud, espiritualidad, felicidad,…., por contra, no atender este mandato natural implica involución, deshumanización y enfermedad.

Dependerá entonces de que tengamos claros nuestros propósitos de vida, de que tengamos definida una meta para lograr en el tiempo, y de que nos encontremos comprometidos con la intensidad necesaria para llegar a alcanzarla, aunque por ahora no conozcamos el camino preciso para conseguirlo.

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