Claves de la necesidad de cambiar y evolucionar como personas
Un gran porcentaje de la población, no me aventuro a poner cifras, tiene la necesidad de cambiar, la necesidad imperiosa de mejorar su calidad de vida, de tener más gobierno sobre si mim@, de sentirse mejor, de gestionar los sucesos, incidencias e interacciones de la vida de una manera más eficiente y más respetuosa consigo mism@ y con los demás.
Si este fenómeno es tan frecuente es porque lo que lo produce es estructural, de base; la familia, el sistema educativo y la sociedad o cultura social son los factores que nos han conducido a estas situaciones.
Una vez llegamos a este mundo nuestra tarea prioritaria es la de adaptación a la realidad vigente, junto con la de conseguir la estima y el aprecio de las personas que nos rodean.
Tras el proceso de adecuación al entorno, finalmente aprendimos una serie de conductas y hábitos, emociones asociadas a conductas y situaciones y creencias; siendo estas últimas, a su vez, las raíces del resto de aprendizajes.
Esto sucedió en la época de nuestra vida en la que no contábamos con criterios de evaluación, ni referencias, ni experiencia previa, es decir, estábamos a merced de, en una posición de vulnerabilidad, incluso de indefensión.
Podríamos decir que ingresamos de golpe en una “película” que ya hacía tiempo que comenzó a rodarse. Película en la que nuestros compañeros de reparto ya tienen historia personal y colectiva, y en la que “se nos asigna un papel” que tiene su sentido dentro de esa “película” y para el resto de “actores”. Este papel, no tenemos ni la oportunidad de elegirlo, ni criterios para hacerlo; igualmente, a los compañeros de reparto tampoco los elegimos.
Pues bien, con todos estos antecedentes nos esforzamos por aprender todos los detalles de nuestro papel y sus exigencias, y en ese proceso aceptamos e integramos premisas, supuestos y creencias que nos permitieron ir sobreviviendo, pero a su vez, integramos muchas otras creencias dañinas, tóxicas o simplemente inciertas que van contra nuestra naturaleza, y que con el paso del tiempo nos conducen a callejones sin salida, al conflicto sostenido, a la infelicidad y la enfermedad. Estas circunstancias son las que explican nuestra necesidad de cambio o reprogramación, o mejor dicho, de rehabilitación.
Pero aún podemos añadir más, no es necesario tener que superar las limitaciones o dificultades citadas anteriormente para tener la necesidad de reprogramarnos. Evolucionar es implícito a nuestra condición humana, tanto, que si no nos lo trabajamos, lo que se da es involución, que también nos conducirá a escenarios no deseables.
A diferencia de cualquier otro ser vivo, el ser humano, además de conciencia tiene conciencia de su propia conciencia, es decir, tenemos la opción y la obligación de configurarnos a nosotros mismos, y esta es nuestra grandeza, pero a su vez, implica tareas que no siempre son fáciles, y más, si en nuestra época inicial no tuvimos la suerte de tener unos compañeros de “reparto”, padres, profesores, amigos,…., que pudieran ayudarnos a entender nuestra propia condición y la complejidad de las relaciones humanas para conducirnos adecuadamente por la vida.
Casi todas las personas que nos fuimos encontrando, que estaban allí cuando llegamos, no tenían conciencia de lo que hacían con nosotros cuando nos insistían en que “aceptáramos” y “aprendiéramos” los detalles de nuestro “papel”, simplemente reproducían las mismas lecciones que a su vez recibieron, pensando que nos ayudaban.
Por último, hay que decir alto y claro, que sin duda todo esto nos condicionó, sin embargo cada uno de nosotros tenemos la última palabra. Está en nuestra mano que estas experiencias iniciales no nos determinen, incluso que saquemos de las mismas réditos positivos. Somos el único ser que puede hacerse a sí mismo, esta es la oportunidad que nos permitirá reiniciarnos y reescribir el guión que nos asignaron en su día, pero también supone un reto, de hecho, es el reto de nuestra vida.
Tú eres lo más importante y te lo mereces simplemente por ser, por estar aquí. Empieza hoy mimo a reescribir el guion de tu vida, justo como a ti te apetezca y te guste, con la única condición del respeto a ti mism@ y a los demás.
¿Cómo quieres que sea tu vida?, ¿cómo quieres ser? estas son las preguntas que has de hacerte para para fijar el horizonte al que dirigirte y definir un rumbo.
Por este motivo, la mejor inversión es la inversión en tu desarrollo personal, tu compromiso con tu desarrollo personal te llevará allí donde te atrevas a soñar que quieres estar. Te instalará en el agradecimiento en lugar de en el resentimiento, en la acción en lugar de en la resignación o el miedo, en la abundancia en lugar de en la escasez, en la satisfacción y el bienestar emocional en lugar de en la precariedad vital.
Paco, muy interesante éste post y otros que he podido leer.
Seguiré indagando en vuestra página y compartiré sin duda con amigos.
Besos
gracias chari